El presidente Luis Arce, acompañado por el vicepresidente David Choquehuanca, ministros y grupos sociales, salió al balcón central de Palacio Quemado para agradecer el respaldo y la disposición de la población para defender la democracia. Este gesto se produjo tras la retirada de los militares del centro del poder político.
Aproximadamente a las 15:00 de ese miércoles, soldados vestidos de campaña y con equipamiento de asalto llegaron a la plaza Murillo, desalojaron a la gente y se preparaban para tomar la Casa Grande del Pueblo, todo bajo las órdenes del general Juan José Zúñiga, quien ahora es excomandante del Ejército.
A las 15:50, un vehículo militar blindado derribó la puerta principal del Palacio de Gobierno y un grupo de militares ingresó de forma violenta. Zúñiga, al frente, se encontró con el presidente Luis Arce.
En ese momento, el presidente solicitó la retirada de las tropas, pero obtuvo una respuesta negativa. Luego, Arce nombró al nuevo Alto Mando Militar.
José Wilson Sánchez, el nuevo comandante del Ejército, ordenó que las tropas regresaran a sus unidades militares. La orden se cumplió y la gente que se encontraba en los alrededores de la plaza de armas comenzó a entrar.
Después de eso, con la bandera en mano, la población entonó el Himno Nacional, mientras el presidente y el vicepresidente se ubicaron en el balcón del histórico Palacio y saludaron a la población, a la que agradecieron por manifestar su disposición para defender la democracia y el Gobierno legítimamente constituido.
El mandatario afirmó que su gobierno nunca se sintió solo. “Han intentado sorprendernos y al pueblo boliviano, hemos reaccionado y también la movilización popular ha logrado hacer retroceder este intento golpista, gracias pueblo boliviano”, expresó Arce.
“Tengo que saludar los pronunciamientos de los gobiernos amigos, nadie podrá arrebatarnos la democracia que hemos conquistado en las urnas y en las calles con la sangre del pueblo boliviano”, añadió.