Victor Manuel Arce GarciaEsta semana, se llevó a cabo la histórica visita del presidente ruso Vladimir Putin a Corea del Norte, la primera en 24 años y desde la asunción de Kim Jong-un como líder supremo. Durante este encuentro, ambos mandatarios firmaron un acuerdo de colaboración en defensa que establece que brindarán apoyo militar mutuo en caso de un ataque de terceros. Aunque Kim destacó la naturaleza pacífica de esta cooperación, sus acciones generaron preocupación a nivel global.
El pacto se materializó en un contexto en el que tanto Rusia como Corea del Norte enfrentan severas sanciones internacionales, especialmente de parte de potencias occidentales, debido a la intervención militar de Moscú en Ucrania y al incumplimiento de Pyongyang con respecto al desarme nuclear en la Península de Corea. Putin criticó las medidas punitivas contra ambos países, considerándolas como decisiones con motivaciones políticas. Parece que fueron precisamente estas sanciones las que acercaron a Rusia y Corea del Norte, estableciendo paralelismos con la relación que este último mantenía con la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Ambos líderes resaltaron que su asociación representa una resistencia al unilateralismo representado por Estados Unidos.
Expertos señalan que la visita fue beneficiosa tanto para Putin como para Kim. El presidente ruso demostró que aún cuenta con aliados a nivel internacional, especialmente uno que invierte considerablemente en su industria militar. Por su parte, recibir a un líder de renombre internacional elevó el perfil de Corea del Norte en el escenario mundial y el de Kim en su país. La reunión también brindó a Pyongyang el respaldo de un socio poderoso frente a la alianza conformada por Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.
Aunque los detalles del acuerdo firmado no han sido completamente revelados, dado que solo Corea del Norte compartió una versión, se espera que abarque diversas áreas de cooperación, incluida la militar. Se prevé que Putin maneje con cautela este pacto y las promesas realizadas para no comprometer las relaciones con China. Informes sugieren que, durante su reunión con el presidente chino Xi Jinping en Beijing en mayo, a Putin le aconsejaron no visitar Corea del Norte debido a la supuesta falta de afinidad de Xi con Kim. El líder chino busca evitar tensiones en su vecindario en un momento en el que China desafía la hegemonía económica estadounidense. Analistas subrayan que aunque Putin busca contrarrestar a Occidente, no desea poner en riesgo la relación con Beijing, un socio crucial en múltiples aspectos.
Durante la reunión, Putin expresó su deseo de que el próximo encuentro entre ambos líderes se realice en Moscú. Los pormenores de esta propuesta aún se desconocen, y Occidente está atento a la dirección que tomará esta cooperación, mientras se prepara para la elección de un nuevo líder de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
